Fotografías y texto: Iván Mª Asenjo del Amo
Poder
admirar en directo una selección retrospectiva de la obra fotográfica de Robert
Adams, justifica madrugar un Domingo de Marzo. Y si es en el Museo Reina Sofía,
el motivo de gozo es doble.
Uno
de los centros de referencia cultural de Madrid, el Reina Sofía siempre se
distingue por cuidar al máximo los detalles que rodean a una exposición y lo
hace dentro de un marco incomparable, de modernidad y tradición arquitectónica,
que deslumbra al visitante.
Toda
retrospectiva realmente es una autobiografía que deberá trascender a través de
las imágenes, el viaje personal que realiza el fotógrafo. En palabras de
Adams, “las imágenes que merecen ser recordadas pertenecen a una geografía más
amplia que todos compartimos” .
Para los comisarios de la Exposición, “Robert
Adams: el lugar donde vivimos, revisa la búsqueda constante de la belleza y el
equilibrio, en medio de una relación cada vez más trágica del hombre con el
mundo natural”.
Paradójicamente,
llegué a Robert Adams, a través de otro Adams, Ansel. Ambos
representan las dos caras de una misma moneda: el sueño americano. Si bien en las
fotografías de Robert, el sueño se ha roto ya. La acción del hombre ha acabado
con el equilibrio natural, ha marcado paisajes que, perdidos, no volverán a ser
lo que fueron (serie “Deshacer lo andado”,
finales de los años 90, primeros 2000).
Reflexión
de Robert Adams: “¿Existe una relación
entre la tala indiscriminada y la guerra, dado que, en algunos aspectos, ambas
prácticas dejan un paisaje similar?, ¿es la falta de respeto el origen de la
tala indiscriminada?, ¿nos enseña la violencia?, ¿por qué nunca me he
encontrado en estos lugares con padres que pasean con sus hijos?”
La
necesidad de proteger lo heredado, el civismo, la ciudadanía universal.
Hay
otro Adams que me atrae aún más. En concreto el que realiza las series “El Nuevo Oeste” y “Lo que compramos” (primera
mitad de los años 70).
El que afirma que empezó como cualquier fotógrafo intentando capturar la belleza del instante, el lado amable del mundo y acabó
fotografiando imágenes contra toda esperanza. Esas imágenes eran tan
ciertas como las otras, y constituían parte de la verdad vivida.
En esta serie de fotografías, este conflicto se hace evidente. Son deudoras de
los grandes temas y composiciones de un pintor norteamericano al que hemos
tenido oportunidad de admirar recientemente en el Museo Thyssen, Edward Hopper.
Reflexión de Robert Adams: "Una anotación en un cuaderno de Roethke me proporcionó la clave que estaba buscando: Veo lo que creo. Por más que trato de mantenerme alejado de las abstracciones, a menudo me descubro planteándome tres preguntas: ¿qué es lo que nuestra geografía nos lleva a creer?, ¿en que nos permite creer?, y ¿qué obligaciones, si las hay, se derivan de nuestras creencias?"
Adams se cita con Hopper, con la soledad, con la contraposición naturaleza y civilización, con el ¿sueño? americano.
Exposición
altamente recomendable. Si tuviste la suerte de contemplar la obra de Hopper, Adams
la complementará con sus fotografías.
Saludos ligeramente desenfocados