Texto y fotos: Iván Mª Asenjo del Amo
¿Cuál es el secreto que convierte una imagen sencilla en un icono
cultural de tu tiempo?.
La respuesta está en las paredes de la Sala Picasso, en
el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Eligiendo un trozo de la realidad, a través de sus ojos (a veces burlones, a veces irónicos), y de manera directa, establece un diálogo visual con el “voyeur” al que reclama una reflexión pausada, atenta, cercana y personal.
Catalá Roca es un gran conocedor de la luz y el detalle, de la
utilización del Blanco y Negro, del encuadre minucioso, de planos que
contextualizan lo narrado.
Rostros, miradas, texturas, geografías humanas.
Pertrechado de su cámara, viajando a lomos de su incansable Vespa,
Catalá Roca se dedicó a regalarnos “instantes decisivos”, aún antes de que Cartier-Bresson
derrochara fotografía callejera honesta a raudales, de negativos sin recortes y
positivados completos sin encuadres posteriores.
Honorables miembros de una raza extinta, suspendidos en el tiempo,
se dedicaron a fotografiar momentos para la eternidad.
A la salida de la Expo, una pregunta ronda por la cabeza del visitante... ¿cuál es el adjetivo que define a un maestro de maestros?.
Saludos ligeramente desenfocados.